Cuando hay problemas nos gusta mancharnos.
El martes pasado estuvimos 3 turnos en casa de un cliente.
3 máquinas de embalaje flexible.
Tenían un problema con la espuma doble cara.
Dejaba restos en el cliché.
Unas veces sí y otras no.
El discurso era el de siempre.
No hemos cambiado nada.
Te lo juro Luis. Todo sigue igual.
El lunes cogimos el AVE a Madrid para verle.
Si nos dejan, nos encanta implicarnos.
Cuando llegamos a fábrica nos pusimos manos a la obra.
Directos a planta.
Durante tres turnos estuvimos con ellos.
Ni uno.
Ni dos.
Tres.
Evidentemente no estuvimos los 3 turnos seguidos.
Fuimos yendo y viniendo.
Viniendo y yendo.
En el último turno no nos aguantabamos en pie.
Parecíamos 3 adolescentes después de una farra volviendo a casa.
Aplicando y probando.
Ensayo y error.
Eso sí, mi colega LuisMa lo apuntaba todo, no se dejaba detalle.
Teníamos que descubrir qué sucedía.
La verdad es que el equipo de Manuel estaba tan comprometido como nosotros por saber qué sucedía.
Hablamos con los encargados de cada turno.
Ya sabes… esto pasa desde tal…
Esto pasa desde pascual…
Si pongo yo la cinta no me pasa..
Cuando la pone fulanito le pasa siempre..
Lo revisamos todo.
Resultó que el problema se debía a algo simple de resolver.
Que estaba generando un gran problema.
Algo simple pero a la vez difícil de detectar.
El problema era el líquido de limpieza.
No el líquido de limpieza de la máquina de clichés.
Ni el de la cafetera que tenían al lado.
Ni el del líquido de lentillas del operario.
Era el líquido de limpieza que había en un pulverizado.
Te explico el procedimiento.
Una vez terminado el trabajo.
Archivan el cliché en unas carpetas gigantes.
Así tienen el seguimiento.
Cuando vuelven a utilizar ese cliché, para eliminar la suciedad que hubiera, tienen un bote pulverizador que en la etiqueta pone Alcohol isopropílico.
Humedecen un trapo y le dan al cliché.
Siempre antes de aplicar.
Hasta aquí todo en orden.
El problema viene cuando en el bote no hay alcohol Isopropílico, ni whisky del bueno.
Si no, que en el tercer turno, uno de los operarios cogía un disolvente al azar que hacía que migrara el adhesivo.
Te preguntarás por qué a veces dejaba adhesivo y otras no.
En función de la composición del disolvente este se evapora en un tiempo determinado.
En este caso, se evapora al 100% a los 4 minutos 35 segundos.
Es muchísimo.
Si el montador tardaba 5 minutos.
No dejaba restos.
Si el montador tardaba menos.
La liaba.
Tiraron el bote de falso whisky y con él desapareció el problema del adhesivo.
A la semana me llamó mi cliente.
“Luis, funciona mejor que nunca”
Le dije, esta historia tengo que contarla.
Estaba contento.
Yo también, claro.
Al final se trata de eso.
De mancharse de tinta.
Para que los clientes estén contentos.