¿Querías colgar un cuadro, fijar un espejo o señalizar algo en tu negocio, y lo has ido dejando porque no querías ponerte a atornillar la pared?
Está claro: cuanto más fácil nos los pongan, antes lo vamos a hacer. Y no nos engañemos, en el fondo es importante para ti colgar ese cuadro que ya está cogiendo polvo, o poner ese espejo de una vez por todas…
Y ya ni hablemos de señalizar en tu negocio la información importante.
Tomar medidas, buscar los clavos adecuados o encontrar el tamaño correcto de la broca son sólo algunos de los pasos a seguir. Lo que en principio es una tarea fácil se convierte en todo un proceso.
¡Para que luego no quede recto!
Los sujetadores industriales y tornillos han sido piezas claves en los procesos de producción desde hace miles de años. No en vano tienen un sinfín de aplicaciones y virtudes. Por eso podemos pensar que un sujetador industrial es siempre la mejor solución cuando se trata de mantener un objeto en su sitio, ¿cierto?
Por otro lado, un producto que a primera vista parece tan simple, una cinta adhesiva, puede daros a ti y a tu empresa un sinfín de beneficios que te harán plantearte tus procesos de producción. Una cinta adhesiva:
- Proporciona aplicaciones más limpias y ligeras.
- Reducen el peso y los ruidos de aplicación.
- Unen fácilmente sustratos diferentes.
Olvídate de clavos, taladros y martillos
La realidad es que las cintas adhesivas resultan una excelente alternativa.
Se pueden personalizar a pequeña escala para una aplicación específica, se moldean y adaptan a cualquier tipo de superficie.
Una cinta adhesiva puede mejorar la fortaleza y aplicación de un sujetador industrial. No en vano se usan troquelados adhesivos para vestir muchos tipos de colgadores.
Eso hace que en el resultado se obtenga la mejor solución adhesiva fruto del trabajo de ambos objetos.
Ahora queremos saber vuestra opinión, ¿creéis que combinar ambos recursos es una buena solución o sois parciales de uno de ellos?
